LA PIÑATA DE LA VIDA
Veo como a diario nos parecemos un poquito a los niños que
van a una fiesta, en esas donde hay una bella piñata colgada, rellenita de
caramelos, juguetes, confeti (grajea o papelillo), sorpresas y más, los niños llegan a la celebración y
comienzan a relacionarse tan fácilmente, uno suele decir “mira, ya hizo
amiguitos” y comienzan a jugar hasta sin saber el nombre del nuevo compañero,
solo se llaman: “Amigo, amigo, amigo…” y eso basta para compartir y jugar
sanamente.
Pero cuando llega el momento de LA PIÑATA todo cambia, el
cielo se eclipsa, a cada niño suelen darle una pequeña bolsita para que meta o
guarde allí todo lo que logre recoger al momento de romperla, justo allí se
pierde el compañerismo, la camaradería y se pone en pausa la amistad, es un momento mágico y muy competitivo, de ver quien es capaz de agarrar más, incluso
si eso incluye robarle al de al lado parte su botín, que lo recogió a la buena
y por su esfuerzo, habilidad y astucia (por
fortuna dura breves minutos) pero luego incluso suelen compartir momentos
de juego, los caramelos y chupetas, existe una gran cuota de perdón, comprensión
y tolerancia en esos pequeños seres inocentes llamados niños.
Hoy hago mención de LA PIÑATA como introducción para comprender, sustentar e impulsar con dicha analogía el punto al cual quiero llevarlos: Nosotros solemos ser como esos niños invitados a una fiesta (emigrar), donde la piñata son las oportunidades de negocios y trabajo, solemos bañarnos de los colores de nuestras banderas, rasgarnos las vestiduras por el país que dejamos atrás, nos vanagloriamos de ser patriotas, pero al salir de las fronteras nos convertimos en caníbales, tan rudos que son capaces de comerse a los de su misma bandera, dicen ser “amiguitos” hasta que llega el momento de la piñata (los negocios) allí, al romper dicho objeto son adversarios encarnizados y despiadados, no importa a quien jodan en el camino, eres tú, con tu bolsita (tus intereses y necesidades) y así tengas que robarle al del lado los caramelos (el trabajo y sus logros) lo harás con tal de llenar tu bolsita de premios.
Pero, existe una gran variante, los niños luego de la PIÑATA JUEGAN,
en la vida real después ese encuentro se convierte en algo del pasado, luego
solo queda la profunda decepción de tu compatriota que vio como lo destruías si
fuera necesario con tal de lograr ganar la competencia y es que la gran
diferencia es que nosotros como adultos si tenemos uso de razón, somos conscientes
de lo que hacemos y debemos asumir la responsabilidad, los niños no y se les
perdona; Pero a los adultos podemos decir “no te luce, no es gracia”.
LA PIÑATA DE LA VIDA, no debe existir, cada persona con su
bolsita (sus habilidades, preparación y conocimiento) debe ser premiada por sus
características evaluadas de forma individual, sin meterle el pie al otro para
que se caiga, esa falta de camaradería, respeto, consideración, no debe existir
y menos entre los mismos extranjeros de la misma nacionalidad ¿acaso no dicen ser hermanos?, no
aplicarlo sería un gran gesto hipócrita, si nosotros no cambiamos, los demás
tampoco lo harán, las posiciones cómodas donde solo esperas que te den en vez
de ser competitivo y aportar, no
proceden, he visto muchas pero muchas ocasiones cercanas donde abres una
puerta para que un conocido asuma un reto de trabajar en un país y me dicen “¿cuantos clientes me vas a pasar?” o
sea, no preguntan cómo debo crear mi propia cartera de clientes, si no dame
(que es más fácil y cómodo).
Eso sin contar los múltiples casos donde justo los que más
te dañan son tus mismos compatriotas, directa o indirectamente, cuando dañan a
nivel internacional la imagen de los nacionales portándose terriblemente y en
una lucha peor que la de la piñata con tal llenar "su bolsita", cueste lo que
cueste, por lo general el tiempo hace que se queden solos o terminan por saltar
de país en país buscando “suerte”
cuando la suerte les llegaría si obraran bien, ponerle ganas y trabajar sin
descanso, de forma honesta, respetando a los demás y a Dios.
TODO SE DEVUELVE
#nodgard
#04-02-2021
Excelente reflexión, compartido
ResponderEliminarMuy buena
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