Vamos y Venimos
A diario nos toca ver como tenemos que
enfrentarnos a la dura realidad que la
vida es corta, debemos algunos soltar afectos, algunas veces más cercanos
que otros, desde padres, hermanos y amigos cercanos, el dolor y el sentimiento
de pérdida está allí, presente, con mucha fuerza, es como una manta que tiene
la capacidad cubrir nuestro corazón, nuestro sentir y nuestras emociones más
privadas.
Muy a pesar de los “pésames” solo quien lo experimenta sabe lo duro que es sentir esa pérdida
irremediable, saber que esa persona no estará más es un vacío muy complejo, que no hay forma, muy a pesar de las
palabras más nobles y sinceras, no tienen la capacidad de llenarnos, por más
que sabemos que tienen la mejor afectividad de llegar a nuestro sentir doloroso.
“El pésame” es algo
que expresamos porque queremos transmitir al deudor que estamos con él, pero en
el fondo no logra reconfortar o sanar nada, solo que en el inconsciente esa
persona sabe que somos solidarios y estamos con él en su pesar.
Cuando una vida se apaga, es como evaluar la
historia de ese ser, que muchas veces ha dejado una huella, en nuestra
formación, en nuestro día a día y dependiendo de cuan cercana a sido su vida es
parte de lo que somos hoy.
NO EXISTEN PALABRAS que puedan llenar el consuelo, solo
la promesa religiosa de que nos reencontraremos ¿pasara o no? No sabemos.
Los que somos creyentes pensamos, soñamos y
apostamos a que así será.
¿Qué nos queda? Lo que hicimos por hacer la vida
de ese nuevo deudor para que fuera más placentera, dimos lo mejor de nosotros y
más cuestionamientos.
Llevamos en el alma
ese ir y venir, nos toca solo recordar momentos y añoranzas porque son parte de
nuestra historia y los guardamos como grandes tesoritos de la vida.
¡Amen y que tengan buen viaje!
#Nodgard
#26-07-2023
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