LA HONESTIDAD Y TRANSPARENCIA

Todos tenemos tentaciones, oportunidades que vemos de obtener un beneficio “extra” pero ello no puede estar por encima de nuestros valores, nosotros como padres hemos invertido mucho tiempo en formar un conjunto de principios que rogamos a Dios que estén presentes en todos los eventos de su vida, que tengan la honradez de evitar “tentaciones” por alguna situación puntual.

Yo siempre he apostado al diálogo, a la transparencia, si una persona cercana me presenta una necesidad de seguro buscaría alguna alternativa que lo favorezca, si está en mis manos de seguro lo resuelvo, antes que tomen otra vía no aceptable.

A veces es más fácil intentar manejar las cosas con argumentos tan personales que los demás no lo entienden (ni lo saben) y por supuesto obviamente lo evalúan como mal, inapropiado o deshonesto.

Existe un elemento vital que es el CRITERIO PROPIO, no podemos dejarnos influenciar por las situaciones y menos por las opiniones de terceros (si es que aparecen) esto último es un acto de absoluta madurez, emocional, mental y consciente. Y de establecer los límites a donde otros pueden llegar o inferir en nuestro pensamiento y acción.

¡Supongamos que la pusimos¡, que por alguna razón o falta de comunicación actuamos de una forma u otra debemos tener el valor de reconocer cuando hemos fallado, para mi es un acto de madurez el reconocer nuestros errores.

La ira es un disparador NEFASTO que nos hace decir cosas, agredir verbal o físicamente a otros incluso a nuestras parejas, amigos o familiares, es como un hervidero feo en nuestra mente y emociones que nos hace vomitar nuestras frustraciones o lo que consideramos injusticias, luego de botar todo eso que sentimos, creemos o que incluso no sentimos como mal, pero es nuestro pendejo mecanismo de defensa para intentar herir a otros con el principal objetivo de defendernos a costa de lo que sea, es un instinto animal que llevamos dentro. Lo aplicamos desde niños, con frases hirientes como “tu mamá es fea” y más, solo para castigar al emisor que inicialmente nos intentó dañar.

Luego, cuando llega la calma nos volteamos y vemos el gran reguero que hicimos (UPS…) solo allí nos encontramos entre nuestra herida y las muletillas que usamos en su momento para ofender con único objetivo: Defendernos; Pero si vale la pena debemos estar preparados para pedir perdón, disculpas, apología o como lo llames.

Desde lo profundo o interno debemos entender que estamos en la vida de paso, que el tiempo es finito, que los afectos reales debemos cuidarlos, así como las relaciones personales o de amigos sinceros, más aún familia, siempre hago mención en términos contables a las notas de crédito (cosas buenas) contra las notas de débito (cosas malas) y si el balance final es positivo, entonces vale la pena reflexionar y rectificar.

Mi invitación es que siempre actúes con honestidad, si existe un reverso en tu vida o economía, lo hables, lo expreses y busques alguna solución, tal vez había una salida con el diálogo en vez de librar una batalla producto de una acción que muchos pueden calificar como deshonesta cuando en verdad había argumentos para explicarlo, pero al no expresarlo dejamos a la libre imaginación de los agraviados a pensar lo que quieran y actúen en consecuencia de forma inevitable y por lógica.

Rectificar es de sabios, pedir perdón o explicar es de adultos, asume tu barranco y se responsable, para que puedas caminar con tu cabeza en alto, eso es el legado más bonito para nuestros hijos, podemos caminar por un centro comercial sin tener que escondernos porque jodimos a nadie, porque robamos a nadie o hicimos algún daño.

#nodgard
#16-05-2023

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