RECUERDOS DE NIÑO 

Todos tenemos un arsenal propio de recuerdos, son nuestra biblioteca super individual de vivencias, las atesoramos en nuestra alma y nuestra mente, solemos jugar a recordarlos cada vez que podamos, es un ejercicio sano y útil para no olvidar nada, los invito a hacer ese trabajo para que no desaparezcan, vale la pena traer a nuestra mente solo lo bueno, lo malo dejémoslos en una bolsa negra basura virtual donde los enterremos, pero los bonitos vale la pena tenerlos a mano porque nos nutren y forman parte de nuestra historia linda. 


Yo tuve una infancia bonitacon matices como todos, pero en líneas generales fue bueno, algo atípico porque hacia cosas no comunes y otras normalitas, por ejemplo, a los 11 años (más o menos) descubrí la lectura como una gran amiga, era profundo, leí como 3 veces Cien Años de Soledad, el Padrino, El coronel no tiene quien le escriba, parte de la biblia, poemario de Pablo Neruda y José Ángel Buesa y másAdoré la lectura y lo que ella representaba, era para aquel entonces “mis series de Netflix de hoy”, las consumía con absoluta pasión e interés. 


Fue un gran amigo mío un radio SANYO(c) amarillo de mi abuela, que usaba pilas (baterías), me sentaba en las tardes luego de hacer mi tarea del liceo y/o colegio a escuchar música, leer, escribir y dibujar, adoraba hacer eso, claro como todo niño normal, también manejaba bicicleta, jugaba fútbol, era un haz en la Honda (horqueta o como lo llamen en tu país)fui radio aficionado, en la frecuencia de 11 metros, fabricaba mis antenas, disfruté de la electrónica, desarmaba aparatos e intentaba luego volverlos a dejar intactos (sin éxito muchas veces) me sobraban piezas,  jajajaja. 


Fui siempre maniático de los estudios, nadie tenía que decirme “haz tu tarea” yo lo hacía por compromiso, por mi afán y motivación a superarme (a esa corta edad), pero carajo la música siempre presente, desde niño amé el género de LA SALSA, ahorraba mi mesada del colegio para comprar discos (LP) usados en el mercado “las playitas” de Maracaibo-Venezuela, luego llegaba a casa y en un Toca discos viejo que teníamos las disfrutaba mil veces, me fabriqué unos audífonos, con dos latas de Diablito, un gancho de ropa, una media y unos parlantes que había recolectado de radios viejos que conseguía por allí, me encantaba armar cosas así, luego le colocaba goma espuma para que se acoplaran a mis oídos, para  era el estéreo perfecto y el sonido increíble (para mi imaginario). 


Escuchaba las canciones varias veces, concentrándome en cada vuelta en un grupo de instrumentos para detallar su ejecución, les recuerdo que tenía entre 11 y 14 años, hoy muchos años después hago lo mismo en mi estudio de grabación sin saber que eso sería el punto de partida para lo que hago hoy como musico y productor musical. 


Sería imposible separar mi infancia de la música, ha sido junto a la lectura mis grandes amigos y compañeros (como hoy), tuve mucha motivación por superar las dificultades económicas de mi familia, quería que “cuando fuera grande” tener una vida diferentedesarrollé un anticuerpo a la pobreza, la única vía que conseguí fue preparándome para ser mejor, a mi corta edad lo visualicé y entendí. Hasta hoy no dejo de aprender todos los días y aplicarlo, creo que será así hasta que Dios me llame. Es fascinante. 


Mis recuerdos de niño están allí y faltan muchos, solo quise mencionar algunos para que no mueran y los conozcan generaciones futuras, como todo lo que escribo en lo blog. 


#nodgard 

#15-06-2021 

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