ANTES Y DESPUÉS

Todos (o algunos) tenemos un extraño despertar a la madurez o el crecimiento emocional, natural de la edad o cuando avanzamos, dejamos de ser niños y nos abrimos a la realidad que se escapa de ese patrón o nido emocional que envuelve la niñez, es como encumbrar una montaña que vivimos usualmente hasta los 18 años más o menos, cuando llegamos a esa cúspide de la montaña de la vida vemos un nuevo horizonte, donde vemos otro norte o un paisaje que no nos esperábamos o no estábamos preparados para ello, allí vemos algunas realidades que nos toca asumir, se crea en nuestra mente un pocotón de preguntas, de cuestionamientos que nos generan ansiedad ante lo desconocido, por momentos ansiando regresar a nuestra niñez, nos queremos quedar en la infancia y negamos avanzar por un tiempo, porque sencillamente no entendemos este cúmulo de cambios emocionales, nos empezamos a poner los “pantalones largos”, donde tenemos responsabilidades, desde la universidad, los amores, nuestros sentimientos, nuestros deseos, desde íntimos hasta sexuales y más, comenzamos a cuestionarnos y cuestionar la vida, para mí es como parte de una cajita que no esperábamos tener que abrir algún día y lo peor es que esa cajita SIN FIN nos acompañará por el resto de nuestra existencia y comienza una lucha interna entre lo que dejamos y lo que viene, donde nos toca ser nosotros contra el mundo, contra el futuro y lo que podamos lograr por nuestro propios medios, se llama MADUREZ.

Existen tres (3) tipos de madurez (según mi aprendizaje a lo largo de éstos últimos 5 años), la biológica, la emocional y la económica.

La biológica, ocurre cuando descubrimos nuestro cuerpo, los cambios, desde la menstruación hasta la capacidad de reproducirnos.

La Emocional, cuando nos toca hacernos responsables de lo que sentimos y lo que inspiramos a otros con nuestras acciones y obrar.

La Económica cuando tenemos la autonomía para sustentarnos de forma individual sin la ayuda de nuestros mentores, guías o padres.

Como lo pongamos es un gran choque entre abandonar ese rol súper protegido y de una zona de confort donde nos proveen de todo versus la necesidad de sentirnos absolutamente autónomos.

Por momentos queremos que el tiempo no haya pasado, pero EN REALIDAD, la vida es un tren donde estamos montados y avanza, nos toca adaptarnos a la edad, a nuestro papel en la sociedad y contrarrestar lo que creímos que era fácil versus el ahora que nos toca construir por nuestros propios medios.

Es inevitable tener que librar esa batalla que dura un tiempo, tan largo será como nuestra negación a asumir nuestro nuevo papel, cuando eso aparece NACE un conflicto existencial y algunas personas caen en aquel adjetivo que algunos llaman “ansiedad o depresión” pero no es otra cosa que ese momento en el cual como un saltador en garrocha le toca tomar la barra y saltar el objeto que nos llevará a una nueva etapa.

Algunos demoran en sentir la necesidad de “saltar” otros de forma prematura deben afrontarlo, confieso que nadie nos prepara para ello, ni nuestros padres, ni la universidad, ni el colegio, es casi nato o biológico y claro al no entenderlo nos conflictuamos y no sabemos dónde colocar ese morral de nuevas emociones y compromisos.

Nos debatimos entre el niño y el nuevo adulto y solo pues nos toca refugiarnos en la excusa de “la depresión” pero lo que está sucediendo es el cambio de piel. Dura poco, pero para los que lo experimentan resulta y parece interminable.

Lo cierto es que nos pasa a todos, pero solo quien lo vive siente que está en el ojo del huracán y que se ahoga, he visto mucha gente salir de ello y luego se ríen cuando entienden que es “normal” y que se supera, nos hace la costra necesaria para lo que viene, para vivir con las adversidades y con las cosas que no podemos controlar.

Devolvernos al pasado para victimizarnos no tiene sentido, proyectarnos al futuro que no ha ocurrido es tonto, la invitación es a entender éste cambio que es cotidiano y vivir el presente, desarmar los pensamientos irracionales con el análisis de su certidumbre y hasta burlarnos de ello, para hacernos más fuertes con un bate mental para darle duro y alejarlos, somos nosotros los dueños de nuestro pensamiento.

“Tu mente es capaz de gobernarte, pues ponla a trabajar a tu favor para que haga, actué y se comporte para que tu tengas el control absoluto, tu mente es tuya, así que domínala, contrarresta los pensamientos con tus habilidades y logros, solo así se mueren esos pensamientos tontos, porque tú lo gobiernas”

Hazlo

#Nodgard
#06-03-2024

 

 

 

 

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